03/10/2012

Una semana de alegria en Benicassim 

 Quizás tú que estás leyendo este artículo, tengas la intención de hacer un SVE en tu vida.
Tienes que saber que, cuando llegues a tu país de acogida, recibirás una formación.
Antes de hacerla, yo tenia un poco de aprehensión. Tengo 28 años, hace muchos años que he dejado la escuela y la idea de quedarme sentada en una aula de clase durante una semana me daba un poco de miedo. Pero no pasó exactamente así...

La formación la recibimos  en Benicassím, una pequeña ciudad cerca de Castellón, en un albergue de la juventud situado a la orilla del mar. Al salir del autobús, el equipo de formadores nos acogió sacándonos fotos de cada uno, una normal y otra con un disfraz. La meta era hacer un juego para aprender a conocerse. Ya las cosas empezaban bastante bien. Aun con el cansancio, con este juego y otros que hicimos en los primeros momentos, la timidez del principio nos la quitó en unos minutos  y por la noche nos fuimos a tomar unas copas todos los voluntarios juntos.
En Benicassím éramos 27 (32 con los formadores), de 16 nacionalidades distintas. Así empezamos a crear un idioma muy especial, el “voluntarés“, una mezcla de castellano, catalán, ingles, alemán, francés, húngaro, griego...

Durante una semana tuvimos una doble vida.

Durante un taller de conocimiento del SVE. 
Los paises de cada uno, de la derecha a la izquierda : 
Grecia, Francia, Ucrania, Estonia, Francia, Portugal, Alemania, 
Rumania, Alemania, Francia, Hungaria y una vez mas Francia (yo)

La primera durante el día. No solo aprendimos cosas a propósito de Europa, de los países de los otros voluntarios, de la manera que funcionaba el SVE sino también cosas propias de nosotros mismos. Por ejemplo hicimos un taller para entender mejor cual era nuestra manera propia de aprender cosas nuevas (reflexiva, teórica...), ejercicios para tener más empatia con los demás... Y siempre de una manera tan lúdica que nunca fue pesado.
 
Para que tengas una idea más concreta voy a contarte en que consistía el taller “desafíos y retos comunicativos”. La tercera tarde, los formadores nos reunieron en la playa y nos dividieron en 4 grupos. A cada grupo le dieron un bolígrafo. El juego, que se llamaba “un boli por un mercedes”, consistía en ir a la ciudad y hablar con los habitantes e  intercambiar nuestro boli con cualquier otro objeto que nos quisiera ofrecer. El objetivo era hacer tantos cambios como fuera necesario hasta conseguir el objeto que nos parecía el más bonito, gordo, gracioso... que posible. Un grupo volvió con un neumático, mi grupo, con un porsche de juguete que para nosotros era mejor que un mercedes. En el mismo tiempo teníamos que realizar unos desafíos como bailar flamenco con alguien en la calle, enseñar una canción de nuestro país a una persona, todo eso sacando fotos o peli para tener una prueba. Eso era el “trabajo” que hicimos durante esta semana.



 
La segunda vida se desarrollaba después de “las clases”, en los bares o en la playa bañándose hasta las 4 de la mañana.... pero de esta parte no puedo decir más en este blog...

Una noche de UNO internacional





















Al final de la semana, el sábado, nos despedimos los unos de los otros con mucha tristeza y un sentimiento raro: por un lado, la formación nos parecía demasiado corta y nos hubiera gustado quedarnos una semana mas en Benicassím pero al mismo tiempo  habíamos hecho tantas cosas... esos días habían sido tan intensos que era como si estuviéramos allí desde hace un mes.
 
Pues, si un día te vas a hacer un voluntariado europeo, no tengas miedo de esta formación. Recordaras estos días toda tu vida.

Sarah

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